Archivo mensual: octubre 2013

Polvo eres

Es un fortín pero no es inexpugnable. Los latidos de Tiananmen dan vida a la ciudad, y lo que ocurre en ella emociona o desconcierta a partes iguales al ser uno de los grandes símbolos de Pekín. Lugar emblemático donde sacar el orgullo patrio todos los años en el desfile del Día Nacional, pero también escenario de protestas antisistema donde ganar algo de publicidad en los medios internacionales o un triste breve en los nacionales. Recordemos la más famosa, la cruenta represión de la manifestación de estudiantes el 4 de junio de 1989, un tema todavía tabú en la sociedad china. Ayer Tiananmen volvió a ser noticia porque un todoterreno se estampó contra la valla de la parte norte de la plaza, justo en la entrada de la Ciudad Prohibida y bajo el gran retrato de Mao Zedong. Ardió en llamas después de arrollar a decenas de turistas. El balance de víctimas es de cinco fallecidos: las tres personas que viajaban en el coche, una turista filipina y otro turista chino. Se desconocen los motivos de la colisión, aunque los medios chinos rápidamente lo han explicado como un desafortunado accidente, lo que parece un tanto sospechoso. Embestir la acera en la calle más recta de la ciudad, con un todoterreno a gran velocidad, arder en llamas, ningún superviviente entre las personas del vehículo… No pinta muy accidental que digamos.

Justo donde está este guardia se estrelló el coche en Tiananmen. MIKEL BUTRAGUEÑO

Justo donde está este guardia se estrelló el coche en Tiananmen.
MIKEL BUTRAGUEÑO

La presencia militar y policial en Tiananmen es constante, y estos guardianes del orden público cargan sobre sus hombros con la pesada responsabilidad de que nadie altere la paz de la plaza, y por ende del régimen. Recuerdo una mañana que salía de una de las bocas del metro de la plaza y me sorprendió un revuelo considerable: unos policías se llevaban a la fuerza a un señor mayor que gritaba y lloraba al mismo tiempo, mientras una chica joven tiraba al aire unas octavillas y también lanzaba alguna proclama. En un abrir y cerrar de ojos apareció una furgona policial de la que salieron casi diez efectivos, que metieron dentro del coche a los dos pobres incautos. Cuando me acerqué para recoger uno de los panfletos no quedaba ni rastro de ellos y cinco policías gritaban de muy malas maneras a la gente para que siguiese su camino.

Este celo protector se palpa ya en el perímetro de la plaza: no puedes acceder a ella sin haber pasado antes tus pertenencias por un escáner. El escrutinio busca principalmente octavillas y líquidos inflamables, que es lo que utilizan los activistas para llamar la atención sobre sus causas (desde 2009 más de cien tibetanos se han quemado a lo bonzo en China para protestar por la represión que sufren en el Tíbet por parte del Gobierno central).Por esta razón aparecen diseminados por la plaza extintores y cubos de agua para abortar, de manera inmediata, cualquier atisbo de manifestación pública. A los laowais apenas nos registran, mientras que las personas de etnias interiores sufren a veces un cacheo que roza lo denigrante.

Tiananmen está lleno de cámaras y ojos que siguen tus movimientos porque también alberga otro de los puntos calientes del régimen: el mausoleo del líder Mao Zedong. Este fin de semana fuimos a visitarlo, y nos topamos con unas colas que ni en el Louvre: miles y miles de chinos y muy pocos foráneos querían visitar el santuario en el que descansa el cuerpo embalsamado de Mao, o lo que queda de él.

Largas colas rodean el mausoleo de Mao Zedong en el corazón de la plaza de Tiananmen. MIKEL BUTRAGUEÑO

Largas colas rodean el mausoleo de Mao Zedong en el corazón de la plaza de Tiananmen.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Decenas de policías y personal de seguridad se dispersan por el recorrido de la espera para recordarte que está terminantemente prohibido entrar con bolso, cámara de fotos, mecheros… o cualquier cosa que no sea tu cartera y tu móvil desconectado. La fila de gente es mucho más larga de lo que parece a primera vista, porque serpentea por detrás del edificio, y avanza a muy buen ritmo con el objetivo de que nadie esté parado. Formar parte de ella es un buen observatorio sociológico de la mentalidad china: la paciencia no es uno de los fuertes nacionales y contamos a unas cincuenta personas que, sin ninguna vergüenza, se nos colaron. Realmente se podía palpar la expectación de la gente, muchos de ellos ancianos que habían vivido bajo el régimen de Mao pero que nunca le habían visto en carne y hueso, o en formol y mortaja. Tras pasar por la enésima garita de seguridad hay un par de puestos que venden flores amarillas, parece que las favoritas del Gran Timonel.

Los veteranos con la estrella comunista aguardan ansiosos para ver el cuerpo de Mao. MIKEL BUTRAGUEÑO

Los veteranos con la estrella comunista aguardan ansiosos para ver el cuerpo de Mao.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Al Mao que gobernó con mano implacable al país y al que no se le podía poner en entredicho no se le respetó su última voluntad, ser cremado. Apenas un mes después de que falleciera, el 9 de septiembre de 1976, comenzó la construcción de este megaedificio de corte comunista con la participación de 700.000 “voluntarios” y materiales traídos desde todo el país. Cuando te adentras en el santuario ocurre algo asombroso: a pesar del gentío todos callan en un silencio respetuoso. ¡Silencio! Casi había olvidado la maravillosa sensación de la quietud en una ciudad tan alborotada y bulliciosa como Pekín. En el vestíbulo se erige un gran altar con la escultura del líder en mármol blanco, sentado con las piernas cruzadas y media sonrisa en los labios. Frente a él cientos de ramos de las flores que se venden a la entrada atestiguan su carácter casi místico y la veneración que muchos chinos sienten hacia su figura.

Venta de flores en la entrada del mausoleo de Mao. MIKEL BUTRAGUEÑO

Venta de flores en la entrada del mausoleo de Mao.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Las reverencias y plegarias nos recordaban a las que realizan en los templos budistas de la ciudad. La calma sólo es interrumpida por los susurros de los guardias que separan al público en dos filas en la sala posterior, en la que está la urna de cristal con el cuerpo de Mao. Está prohibido detenerse en la peregrinación, de ahí la rapidez con la que fluyen las colas. Apenas estás 5 segundos en la sala tras casi una hora de cola. La primera visión de frente es un tanto grotesca: la luz extremadamente cálida que cae sobre el rostro de Mao le confiere un tono anaranjado y ciertamente irreal, como de sobreexposición en el solarium. Cuando le ves de perfil compruebas que el timonel ha recobrado el color, aunque no la naturalidad, y descansa plácidamente cubierto con la bandera comunista.

En su excelente libro ‘Historias chinas’, Ramón Martínez cuenta el esperpéntico proceso que siguió a la muerte de Mao. El Politburó quiso preservar dos semanas el cádaver para las exequias fúnebres, tarea que encomendó al médico personal de Mao, Li Zhisui. Desoyeron sus quejas cuando dijo que no era posible, pero por si acaso le encargaron una réplica de cera del cadáver como plan “B” por si algo salía mal.

El rostro de Mao es una de las imágenes más reproducidas del mundo. MIKEL BUTRAGUEÑO

El rostro de Mao es una de las imágenes más reproducidas del mundo.
MIKEL BUTRAGUEÑO

En China no se conocían las técnicas de taxidermia, por lo que se envió a una delegación a Vietnam para averiguar cómo habían preservado el cuerpo del líder Ho Chi Min. La expedición fracasó ya que ni siquiera lograron ver el cuerpo. Mientras, supieron a través de una revista occidental de la existencia del formol. Inyectaron 22 litros al cadáver de Mao, con un resultado penoso: el líquido se acumuló en la cara y el cuello, que se hincharon como un balón. Además se le desprendió la piel de la mejilla. Vamos, un esperpento. Tras adecentar su cadáver y exhibirlo durante una semana para que el público lo venerara, extrajeron todos sus órganos para embalsamarlo.

A la salida del mausoleo el silencio se desvanece y regresas al caos habitual de Pekín. Los visitantes, como los niños que salen de un parque de atracciones, comentan alborotados y emocionados las impresiones tras ver al gran líder. El camino de salida está flanqueado por todo tipo de souvenirs con la omnipresente figura de Mao: bustos, relojes, adornos para colgar del coche, estampitas, cuadernos… Otra paradoja más de este país, el negocio capitalista a costa de uno de los mayores defensores del comunismo del planeta.Pero me temo que esta cuestión quedará sin responder, como el desesperado argumento de aquellos tres que ayer se estamparon bajo el retrato del Gran Timonel.

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El protegido

Los bebés y niños chinos tienen unos rasgos exóticos que realzan su singularidad, te los comerías a besos. En invierno parecen muñequitos hinchables porque sus madres les colocan unos bodies muy gruesos y acolchados para protegerles del frío. El detalle más chocante para los no chinos es la hendidura en la entrepierna que hay en sus pantalones. El motivo, la tradición de no usar pañales y que todo vaya fuera. Así los pueden poner encima de una bolsa o papelera para que den rienda suelta a sus necesidades. Como dice un proverbio chino, el secreto del cuidado del bebé está en mantener húmedo un extremo y seco el otro, y razón no le falta. Puede ser una buena alternativa educativa para que tu niño te diga cuándo tiene caca o pis, ahorrar una pasta en Dodotis o que prefieran ir «más secos», pero tengo mis dudas sobre lo higiénico del tema. Más cuando te toca presenciar a un niño haciéndose pis dentro del vagón del metro y dejar el riachuelo, o cuando ves a la abuela y la madre que juegan con su hijo tirándole tobogán abajo…y aquello no resbala.

Un niño se desliza por un tobogán sin pañal a la vista. MIKEL BUTRAGUEÑO

Un niño se desliza por un tobogán sin pañal a la vista.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Los padres y los abuelos adoran a estas criaturas, se nota a la legua. Este amor es compartido en todas las culturas y países, pero la diferencia llega cuando recuerdas que estás en China, el país con el control de natalidad más férreo del mundo. Aquí no se ven familias numerosas reunidas en torno a una mesa donde el amor y los caprichos se reparten entre hermanos. El ojo se acostumbra rápido, porque si ves a dos niños juntos enseguida piensas que o son primos o tienen circunstancias familiares especiales.

El descontrol poblacional llegó bajo la batuta de Mao Zedong, el timonel que causó tantas aberraciones en China pero que sin embargo elevó la esperanza de vida de sus habitantes en unos treinta años.

Un niño se divierte con un molinillo. MIKEL BUTRAGUEÑO

Un niño se divierte con un molinillo.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Defensor de aumentar la población y consiguientemente la mano de obra, a quienes recomendaban la planificación familiar solía replicar: ‘Quien nace con una boca tiene dos manos para alimentarla’. De este modo, China rebasaba la cifra de los 800 millones de habitantes en 1970 y no tenía en perspectiva ningún freno para seguir multiplicando su población. Ante semejante excedente el dilema se resolvió con una medida muy controvertida: la política del hijo único. A partir de 1979 comenzó a aplicarse con mano de hierro a las familias de la ciudad la prohibición de tener más de un hijo. Empezó así un sistema de incentivos económicos a quienes lo cumplieran y la imposición de elevadas multas a quienes no.

El miedo a la superpoblación y a sus consecuencias para un futuro insostenible condujo a prácticas del Gobierno tan despreciables como esterilizaciones o abortos forzosos. Un auténtico drama al que se han enfrentado cientos de miles de familias chinas. En líneas generales, hay varias excepciones a la regla del hijo único: si los padres pertenecen a una minoría étnica pueden tener más de un hijo; si proceden del campo y su primer hijo ha sido una chica, pueden tener una segunda criatura, o si los dos cónyuges son hijos únicos también pueden tener un máximo de dos bebés.

No es habitual ver a más de un niño por unidad familiar. MIKEL BUTRAGUEÑO

No es habitual ver a más de un niño por unidad familiar.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Los defensores de esta ley tienden a compararse con la situación de sobrepoblación y falta de abastecimiento de la vecina India, aunque el daño social ya esté hecho. Se calcula que desde que se impulsó esta normativa 400 millones de personas no han llegado a serlo. Las mujeres han sido las principales víctimas, sobre todo en las zonas rurales. Se prefería el nacimiento de varones para que ayudaran con las tareas agrícolas, por lo que muchas niñas no eran inscritas al nacer, eran abandonadas en orfanatos, vendidas u objeto de infanticidio. Además, la tradición de que los nuevos matrimonios residan en casa de los padres paternos tampoco ayuda a la hora de elegir niña por el miedo a vivir media vida abandonados.

Esto ha provocado un gran desequilibrio demográfico, y se estima que en 2020 habrá treinta millones más de hombres que de mujeres. Consecuencia directa de esta inestabilidad es la prohibición de realizar ecografías para conocer el sexo del bebé, y también los carteles que se ven de vez en cuando diseminados por la ciudad: “Girl or boy, let it be” («Niña o niño, déjale ser»).

Una madres juegan con sus hijos en una pista de hielo. MIKEL BUTRAGUEÑO

Una madres juegan con sus hijos en una pista de hielo.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Parece que las cosas están cambiando ante el progresivo envejecimiento de la población: se estudia flexibilizar más la normativa y que si sólo uno de los cónyuges es hijo único pueden tener dos vástagos. Pero siguen espeluznando las noticias y las fotos que aparecen de vez en cuando en los medios de mujeres llorando desconsoladas frente a fetos envueltos en toallas, sus futuros hijos que el estado les ha arrebatado con un aborto forzoso.

Por eso los niños son el gran tesoro de la familia, sobre todo si son varones. Esto ha generado un fenómeno social conocido como ‘el pequeño emperador’. A estos hijos únicos se les colma de tantas atenciones, se les mima tanto, que en muchos casos crecen siendo egoístas y caprichosos y creyendo que su criterio es el que tiene que prevalecer. A veces me dan ganas de decir algo cuando presencias comportamientos de pequeños emperadores maleducados cuyos padres les ríen las gracias. Pero luego no intervengo al pensar que esos mismos padres pueden haber tenido que tragar sapos y culebras por imponerles, contra su voluntad, el tamaño de su propia familia.

Preciosa niña con un gorro étnico. MIKEL BUTRAGUEÑO

Preciosa niña con un gorro étnico.
MIKEL BUTRAGUEÑO

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El cerdo bajo el tejado

Mi particular e infranqueable Gran Muralla en China es el idioma. Si la comunicación oral en este país es complicada, la escrita es otro mundo. En cierta manera, los extranjeros somos unos analfabetos que aquí no sabemos leer ni escribir durante muchos años y corregirlo requiere de un interminable esfuerzo y paciencia. Hay que tener una mente muy fresca y muchas neuronas diligentes, y una vez que pasas los treinta se hace un poquito más cuesta arriba. La complejidad comienza antes de abordar la lengua, simplemente con nombrarla. China es un continente en sí misma y acoge varios dialectos que no tienen nada que ver entre sí, rozan lo ininteligible entre ellos.

Una imagen habitual: gente que practica el arte de la caligrafía en el suelo con grandes pinceles y agua. MIKEL BUTRAGUEÑO

Una imagen habitual: gente que practica el arte de la caligrafía en el suelo con grandes pinceles y agua.
MIKEL BUTRAGUEÑO

El de la etnia mayoritaria, los han, es el que se ha oficializado como lengua estándar del país. Nosotros lo conocemos como chino o también como mandarín (término que procede de la época de la dinastía manchú). Dentro de China se refieren a este idioma llamándolo hanyu (lengua de los han), zhongwen (cultura del centro) o putonghua (habla común). Vamos, que no se ponen de acuerdo ni en la forma de llamarlo, un lío.

La lengua vehícular, el mandarín estándar, es hablada por más de 830 millones de chinos, lo que la convierte en la lengua con mayor número de hablantes en todo el mundo. Otros idiomas que se escuchan en China son el wu, el min o el cantonés, pero ni de lejos llegan a las cifras récord del mandarín.

El pinyin es la transcripción fonética del mandarín mediante el alfabeto latino. Se enseña en las escuelas y es también un atajo que permite a los extranjeros intentar desentrañar el idioma, un galimatías porque los sonidos no son iguales que en castellano y tiene muchos fonemas guturales.

La caligrafía se aprende desde edad muy temprana. MIKEL BUTRAGUEÑO

La caligrafía se aprende desde edad muy temprana.
MIKEL BUTRAGUEÑO

El mandarín tiene cuatro tonos, y es ahí donde empieza el calvario: una palabra puede tener varios significados diferentes dependiendo de cómo la pronuncies. Por ejemplo ma: en el primer tono significa madre; en el segundo cáñamo; en el tercero caballo, y en el cuarto insultar. ¿Cómo no te vas a volver loca si la pronunciación china no es tu fuerte y encima los significados no tienen nada que ver?

Pero la agonía se intensifica cuando te atreves a estudiar la escritura. Tuvieron la deferencia de quitarle una buena cantidad de trazos a los caracteres tradicionales en aras de simplificar la escritura. Pues menos mal, porque caracteres como el ma de madre cuenta con 10 trazos independientes… ¡Cómo tienen que ser los cuadernillos Rubio que utilizan aquí para perfeccionar la caligrafía!

El chino simplificado se emplea en la China continental y el chino tradicional en los rebeldes, y no sólo en cuanto a escritura se refiere, de Taiwan, Hong Kong, Macao y parte de la diáspora china.

Los caracteres chinos, hanzis, crean esa escritura que es todo un arte y que fascina tanto en Occidente. Hay unos 10.000, aunque para el día a día basta con conocer unos 4.000. Y en cuanto comienzas a bucear un poco en este mundo no puedes sino quitarte el sombrero ante los chinos y su inteligencia (o su memoria). Vale que de pequeños todos somos como esponjas y el conocimiento se adquiere casi respirando, pero el aprendizaje del mandarín y su escritura requiere mucho más esfuerzo que el de otras lenguas. De hecho, a los infortunados alumnos de primaria les cuesta varios años más que en otros países aprender con soltura la escritura.

Los caracteres más antiguos son pictogramas, dibujos del concepto que representan. Por ejemplo gong, trabajo, representa la regla del carpintero (工); shan, montaña, se ejemplifica con tres picos (山); chuan es río y se presenta como tres arroyos juntos (川); grande, da, es una persona de pie con las piernas abiertas y los brazos extendidos (大)…

Wang Net, internet

Jia House

Quo Country

Imágenes del libro 'Fun with chinese characters'.

Imágenes del libro ‘Fun with chinese characters’.

También hay ideogramas, que son los pictogramas que se combinan para sugerir ideas por asociación, y logogramas, la gran mayoría. Este tipo consiste en modificar a otro caracter con el que se comparte la pronunciación añadiéndole otro componente llamado radical. Y aquí se encuentran ejemplos realmente curiosos. Por ejemplo casa, jia, es la suma de un cerdo y un tejado, ya que el concepto de hogar de antaño (家) era un animal domesticado. Derecha es you y se representa con una mano sobre una boca (右), porque la mayoría de la gente come con la derecha; descansar es xiu, y se muestra con una persona al lado de un árbol(休), un buen lugar para hacer una pausa a la sombra de las ramas; wang, o lo que es lo mismo, internet, es la red de un pescador (网). Y guó, país, es un rectángulo con un rey en su interior (国).

Caracteres chinos. MIKEL BUTRAGUEÑO

Caracteres chinos.
MIKEL BUTRAGUEÑO

No podían faltar los caracteres que no tienen ninguna razón de ser, o los que se han simplificado tanto que cuesta encontrar el verdadero origen y hay que aprenderlos porque sí. La colocación de un trazo un poco más alargado o con mayor o menor pendiente puede alterar el significado final, así que es una labor de chinos, nunca mejor dicho.

Me llama mucho la atención la presencia de la figura de la mujer en los caracteres, porque se nota que el cerebro que los ideó era masculino. Por ejemplo, hao significa bien, bueno, y se forma con la unión de la mujer y un niño (好). Lo bueno es tener una familia en casa esperándote cuando vuelves de trabajar. An significa paz, alegría, y se representa con una mujer bajo un techo (安). ¿Qué mejor recibimiento que tener a una mujer confinada en casa? Jià significa casarse y su pictograma se compone de una mujer y una casa (嫁). Seguimos con la idea de que donde una mujer debe estar es entre las cuatro paredes de su hogar. La guinda viene con , esclavo, representado por una mujer bajo el yugo de una mano (奴). Algo, aunque no mucho, hemos evolucionado…

Hao Good

Jia Marry

An Peace

Imágenes del libro 'Fun with chinese characters'.

Imágenes del libro ‘Fun with chinese characters’.

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En China los Ferraris no siempre son rojos

“El centro comercial de tiendas de lujo parece un cementerio, casi nunca hay nadie”, le comenté a un compañero chino refiriéndome a una de las zonas más selectas de Pekín. Los minimalistas y refinados escaparates de Hermès, Dior, Steve McQueen o Balenciaga no captaban el interés del público, o eso me parecía a mí. Hasta que me replicó: “Eso es porque hay gente de dinero que llama a la tienda y le pide que preparen en su casa un desfile con una selección de las mejores prendas”. Y no, no se estaba quedando conmigo. El 1% de los chinos es millonario, lo que quiere decir que hay 1,3 millones de almas que cuentan en sus libretas de ahorro con más de diez millones de yuanes (unos 1,3 millones de euros). Pero no acaba aquí este lucrativo baile de cifras: entre tamaña cantidad de ricos hay unos 65.000 que son multimillonarios, es decir, tienen más de 13 millones de euros a buen recaudo en el banco, bajo la almohada o tratando de multiplicarlo. Y entre ellos, hay 315 que son megamillonarios, cada uno acumula más de 236 millones de euros…. Así, no es de extrañar que varios «tíos Gilito» se hayan aupado a la lista de millonarios hasta llevar al 2º puesto al país. El liderato del podio se lo arrebata la recesiva Estados Unidos, según la revista Forbes. Quien puede presumir de haber amasado una mayor fortuna es Wang Jianlin, un empresario del sector inmobiliario, según la revista Forbes. Nada más y nada menos que 22.000 millones de dólares, ahí es nada.

La bicicleta eléctrica de Mikel, pegatina de Osasuna incluida, frente a un deportivo rosa. MIKEL BUTRAGUEÑO

La bicicleta eléctrica de Mikel, pegatina de Osasuna incluida, frente a un deportivo rosa. MIKEL BUTRAGUEÑO

La mayoría de este grupo acaudalado debe su riqueza a la inversión en el sector inmobiliario, y no se cortan en sus muestras de ostentación. Jamás había visto semejante despliegue de automóviles de lujo por las calles y garajes: Bentley, Lamborghini, Masseratis, Porsches… El dinero, se sabe bien, puede estar reñido con el buen gusto, y se ven unas horteradas de cuidado: Ferraris rosa chicle o amarillo limón con incrustaciones de cristales Swarovski, o Lamborghinis con la tapicería íntegra de Hello Kitty.

Caja de setas de luxe: 21.800 RMB, o lo que es lo mismo, 2.615 euros. MIKEL BUTRAGUEÑO

Caja de setas de luxe: 21.800 RMB, o lo que es lo mismo, 2.615 euros.
MIKEL BUTRAGUEÑO

La extravagancia de los nuevos ricos se evidencia también en su vestuario: combinaciones estrafalarias, mezcla de colores que chirría al ojo, mascotas esperpénticas (he visto un chihuaha que tras su cita con el peluquero canino había salido con el pelo teñido de azul)… La calle Serrano de Madrid parece una triste parodia frente a otros enclaves de lujo que hay en Pekín: las grandes marcas del firmamento de la alta costura, las joyas y los complementos se dan codazos por estar presentes en las galerías comerciales chinas de alto standing, cada vez más numerosas.

Los escaparates, hoteles y reclamos publicitarios de algunas zonas huelen, apestan a dinero. Incluso la ciudad más pequeña del país cuenta con una calle del lujo donde se acumulan, como las franquicias de comida rápida, las primeras marcas de lujo. ¿En qué se puede gastar mucho dinero en poco tiempo en la remota ciudad de Lanzhou? Un bolso de Gucci, auténtico, puede ser la solución al inquietante rompecabezas. En Macao, la meca de los casinos en China, los hoteles rivalizan en diseño y espectacularidad, aunque a algunos el tiro les sale por la culata. Albergan, por ejemplo, excentricidades como el Venetian, la cadena hotelera que replica en su interior los canales y gondoleros del enclave italiano.

Recreación de los canales venecianos en el hotel Venetian de Macao. MIKEL BUTRAGUEÑO

Recreación de los canales venecianos en el hotel Venetian de Macao.
MIKEL BUTRAGUEÑO

En este tipo de sitios, o en otros mucho más modositos, de repente te topas con vitrinas de cristal reforzado y medidas de seguridad extra, y te preguntas… ¿qué bienes tan preciados se esconden en las cajas que hay dentro? La respuesta no son diamantes o piedras preciosas, sin algo mucho menos glamuroso: hongos. Diferentes especies con un precio de 2.000 ó 3.000 euros la caja de medio kilo. Y si se barajan estas cifras astronómicas es porque hay gente a la que le parecen naderías o una forma de quemar o incluso blanquear su dinero.

Anuncio de la marca de whisky Chivas en uno de los tranvías que surcan las calles de Hong Kong. MIKEL BUTRAGUEÑO

Anuncio de la marca de whisky Chivas en uno de los tranvías que surcan las calles de Hong Kong.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Estas cifras tan desorbitadas reflejan las tremendas diferencias en la distribución de la riqueza que azota a China. Es decir, la clase media mengua lentamente. El coeficiente Gini mide la desigualdad en los ingresos de un país, y China tenía un elevado 43 en 2012 (0 es la igualdad, todos tienen los mismos ingresos, mientras que 100 es la máxima desigualdad). En España, tras varios años donde el índice se iba reduciendo, la recesión económica lo está aumentando hasta valores preocupantes. La noticia de la semana pasada de que había crecido un 13% el número de millonarios en el último año precisamente ayuda a que este índice siga subiendo.

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La brecha entre ricos y pobres, prácticamente inexistente hace treinta años cuando China tenía un índice Gini 29, es más sangrante al comparar hoy en día las zonas urbanas con las rurales. La desigualdad es, junto con la corrupción de los funcionarios y dirigentes, la principal preocupación de la población china. De hecho, una nueva palabra suena cada vez más en los últimos dos años: diaosi. Signica perdedor o “pringado”, y aunque ahora su significado se ha ampliado con otros matices, en principio se refería a la gente urbana, de origen humilde y con pocos recursos. Ellos ansían tener guanxi, palabra muy amarga e inalcanzable que significa tener contactos o buenas relaciones. Es de las primeras que aprendes al llegar a China, y lo sorprendente es lo arraigada que está en la mentalidad china. Si tienes guanxi posees enchufe y tu vida mejora notablemente. Lo triste es que está tan asumido que nadie lo critica. Todo el mundo quiere un buen guanxi para ascender socialmente y aspirar a que te hagan un desfile de Gucci en tu propia casa.

Un anciano rebusca entre la basura. MIKEL BUTRAGUEÑO

Un anciano rebusca entre la basura.
MIKEL BUTRAGUEÑO

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¿Somos un equipo?

La capital estira músculos para acoger este domingo uno de los grandes eventos deportivos del año, la Maratón de Pekín. Una cita que congrega a 30.000 corredores que en los días previos no hacen más que implorar a su santoral particular para que salga un día sin contaminación.

Imagen de la Maratón de Pekín de 2012, que se celebró en un día extremadamente contaminado.  MIKEL BUTRAGUEÑO

Imagen de la Maratón de Pekín de 2012, que se celebró en un día extremadamente contaminado.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Pese al gran poder de convocatoria que tiene esta carrera, a simple vista el deporte no ocupa un lugar preferente en el abecedario que entreteje el día a día pequinés. No es una estampa habitual ver corredores de footing, ciclistas o partidillos espontáneos de fútbol en la calle, como ocurre en otros países. La alta carga laboral, los infinitos tiempos in itinere en esta megaciudad o la frecuente contaminación son las razones más repetidas a la hora de justificar que los chinos no se calcen las deportivas. Aún así, los practicantes de bádminton siempre encuentran tiempo para darle a la raqueta durante el fin de semana e invaden, literalmente, los parques de la ciudad y las pistas de este deporte.

El bádminton es el deporte que más se practica por las calles de Pekín. MIKEL BUTRAGUEÑO

El bádminton es el deporte que más se practica por las calles de Pekín.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Para evitar la contaminación, la alternativa es mover el esqueleto a cubierto, por lo que proliferan los gimnasios. Acudir a ellos es, como no podía ser de otra manera, toda una experiencia. Los tienes de todos los rangos y precios, y la higiene va acorde con el precio del abono. He visitado varios y un elemento omnipresente es una fregona que nadie juraría que no fue negra. No se cansan de pasarla por el suelo, aunque esté sucia a más no poder y lo único que haga es dispersar una y otra vez la porquería. Lo que más éxito tiene son la cintas de correr, las bicicletas estáticas, las elípticas, los cuadriláteros de boxeo y las pesas. En muchos gimnasios se imparten clases de taichi, body pump, aerobic, yoga, pilates, spinning, pesas… Los bailes latinos, la zumba y el flamenco tienen muy buena acogida, y sin duda se puede afirmar que los ritmos latinos triunfan por estos lares. Después de quemar calorías, llega el desfile en el vestuario. Las chinas se pasean totalmente desnudas, al margen de la edad y sin ningún tipo de pudor; pueden estar horas cotorreando sobre la compra y el trabajo o secándose el pelo sin tapar un ápice de su piel. Es una naturalidad muy sana y fruto, creo yo, de la masificación social.

Detalle del parque olímpico de la capital. MIKEL BUTRAGUEÑO

Detalle del parque olímpico de la capital.
MIKEL BUTRAGUEÑO

A pesar de esta superpoblación, es chocante que los deportes de grupo no sean su fuerte, y se nota. El compañerismo y el trabajo en equipo, virtudes que se hallan en las actividades colectivas, brillan por su ausencia en varios aspectos cotidianos. Y sin embargo, los chinos destacan con luz propia en algunas modalidades de deporte individual: el bádminton, ping pong, natación, patinaje… La disciplina, la tenacidad y el afán de perfeccionismo son sus mejores armas, y China triunfó en el medallero olímpico de Londres con un total de 88 metales. Sólo le superó Estados Unidos en el podio, pero los asiáticos lograron la mejor actuación de su delegación en unos Juegos Olímpicos en el extranjero. El éxito deportivo se ha convertido en una de las nuevas cruzadas del Gobierno chino, y a golpe de talonario está impulsando la calidad de dos deportes en auge: el fútbol y el baloncesto. Ya lo dijo Xi Jinping, máximo mandatario chino en 2009: “China está decidida a llevar su fútbol a un nivel superior, y esto puede llevar mucho tiempo”. Aunque, a día de hoy, el fútbol tiene un tufillo de amaños y desinterés sólo impulsado por fichajes de renombre. Como hace años pasaba en Japón, la Superliga china de fútbol, repartiendo yuanes a diestro y siniestro, ha atraído a sus filas a nombres conocidos como Marcello Lippi, Didier Drogba o Anelka, además del proyecto fallido de Jose Antonio Camacho como entrenador de la selección nacional.

Partido de viejas glorias de Brasil y China que se jugó en agosto en el Estado Olímpico de El Nido. MIKEL BUTRAGUEÑO

Partido de viejas glorias de Brasil y China que se jugó en agosto en el Estado Olímpico de El Nido.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Precisamente, la falta de competitividad y espíritu colectivo era uno de los frecuentes reproches del acalorado entrenador murciano contra el balompié del país. El equipo de Pekín, el Beijing Guoan, concita la atención de miles de seguidores que acuden ataviados con la bufanda y la camiseta verde del equipo. La estrella indiscutible, antaño goleador en la liga española, es el exsevillista Kanuté. Los partidos suelen ser los miércoles o los viernes, dejando libre a la parroquia el disfrute del fin de semana. Acudimos a un encuentro de alta tensión, el que jugaron contra su eterno rival, el Shanghai, y el público vibraba y enloquecía con cada gol o jugada de infarto. A diferencia de los eventos culturales, en los que el respetable chino es bastante rácano con sus aplausos, en el fútbol se desgañitaban animando a su equipo o pitando al rival. Hay que entender también que este partido era el equivalente a un Madrid–Barça pero a lo chino.

Los Beijing Ducks de baloncesto, de blanco, hicieron sudar al Real Madrid. MIKEL BUTRAGUEÑO

Los Beijing Ducks de baloncesto, de blanco, hicieron sudar al Real Madrid.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Algo parecido ocurrió en el partido de baloncesto al que acudimos la semana pasada, los Beijing Ducks contra el Real Madrid. Ya hay 28 ex jugadores de la NBA que han cruzado el charco para compartir su técnica en la CBA, la liga china. Gracias a su buen hacer y a la calidad de los jugadores chinos, el nivel mostrado por el equipo local fue muy alto y los del Madrid sudaron la camiseta en una ajustada victoria. En los descansos las cheerleaders chinas saltaban al campo para deleitar al público con sus coreografías (algunas con cierto toque hispano con capotes como deferencia al rival), mientras los animadores tiraban camisetas al público y caldeaban el ambiente con sus gritos. Un reflejo de que China está potenciando su espíritu deportivo y que sus ciudadanos han recogido gustosos el guante.

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Ni rastro del rollito primavera

Sería incomprensible que un restaurante italiano escondiera maravillas como el pesto, la pizza o la lasaña a sus comensales y les ofreciese unos platos que llegan raspados al aprobado. Pues algo parecido ocurre con los restaurantes chinos de España. En su afán por adaptarse al paladar occidental, se han dejado en casa algunas de las perlas culinarias del país, pasando a ofrecer un menú de sota, caballo y rey. No he encontrado en China ni rastro del arroz tres delicias o los rollitos de primavera. Y sin embargo, descubres un auténtico paraíso gastronómico para los amantes de la buena mesa, una biblioteca de sabores en la que puedes escoger distintos tomos muy diferentes entre sí.

Los fogones chinos se hornean al dictado de cinco grandes cocinas regionales: la pequinesa del norte, la cantonesa del sur, la de Fujian en el este, la central de Hunan y la extremadamente picante y especiada de Sichuan, al oeste (dicen que las mujeres más bellas están en esa provincia porque su cutis se queda perfecto tras los sudores postcomida). Pero en todas, el equilibrio de platos fríos y calientes y la composición cromática juegan un rol importante. Cuando llegas a un restaurante y recibes la carta parece que te están dando un libro de pintura impresionista. Lo malo es que sólo suelen dar un ejemplar, y curiosamente casi siempre al hombre, como si las mujeres no tuviésemos apetito. Las reuniones gastronómicas también difieren de las europeas en el tipo de mesa. Los banquetes chinos suelen contar con mesas redondas con una plataforma circular en el medio, en la que se sirven a la vez todos los platos. Nada de menú con primero, segundo y postre: se piden muchos platos y si sobra comida mejor, es señal de la generosidad de quien saca la cartera.

Mapa de las diferentes cocinas regionales chinas. WWW.CHINALATI.COM

Mapa de las diferentes cocinas regionales chinas. WWW.CHINALATI.COM

Yo me quedo especialmente con tres platos que me parecen insuperables: el pato laqueado, la berenjena con soja y los dumplings. Los tres un filón para el paladar español, pero a excepción del pato el resto no los encuentras en la mayoría de los restaurantes chinos de España.

Sin lugar a dudas, la berenjena (qiezi) es mi vegetal preferido en China. En los mercados lucen alargadas y esbeltas, casi famélicas, similares sólo en el color a las rechonchas de España. Pero en el restaurante se transforman en una delicia troceada con soja con la que chupas hasta los palillos. Los dumplings, o jiaozis, son otra de las especialidades chinas: consisten en una oblea rellena de carne o vegetales que se sirve frita o hervida. Hay una cadena taiwanesa de restaurantes llamada Din Tai Fung cuya publicidad me hace mucha gracia: alardean de ser uno de los diez mejores restaurantes del mundo según el periódico ‘New York Times’… en una reseña que se publicó hace veinte años. Unos piropos que caducaron hace tanto tiempo pueden provocar recelo, pero realmente sus dumplings son espectaculares. Están rellenos, además, del caldo del sabor elegido, así que con cada bocado primero te relames con la sopita y a continuación con el contenido.

Unos cocineros preparan dumplings en la cocina abierta de un restaurante. MIKEL BUTRAGUEÑO

Unos cocineros preparan dumplings en la cocina abierta de un restaurante.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Y el pato laqueado… qué decir del pato (kaoya). Es una especialidad propia de la capital china. Como la gran mayoría de los hogares no tienen horno en la cocina se saborea en los restaurantes, por lo que tiene un marcado carácter festivo y de celebración. Se trata de un pato cebado especialmente que vacían y cuelgan de un gancho en el horno, tras haber untado su piel con miel (de ahí su acabado brillante “laqueado”). Cuando ya está listo es todo un espectáculo ver cómo lo trocean al lado de tu mesa: con el arte de un cortador de jamón, separan la piel y la carne y te lo dejan listo para saborearlo. A continuación se sirve en unas tortitas que también se rellenan con apio, zanahoria, pepino y cebolla. Un ingrediente esencial es la salsa de alubia dulce que lo acompaña, buenísima, y en algunos restaurantes lo equilibran con otra mermelada más dulce de frambuesa o arándanos. Si el colesterol no es un problema el comensal también se puede atrever a untar la piel del pato en azúcar. Y como aquí no se tira nada, puedes pedir un caldo reconstituyente con los huesos sobrantes.

Otras delicias gastronómicas son la carne con sésamo, la casi infinita variedad de setas utilizadas (con o sin bambú), el jengibre, el pollo con cacahuetes, pepino y zanahoria… Una modalidad de comida extremadamente popular entre los chinos es el hot pot. En cada mesa hay un fuego en el que puedes regular la temperatura del agua en un recipiente. A continuación se ponen en el agua multitud de vegetales, carne o pescado, según lo que hayas elegido. Conforme los condimentos se cuecen se sacan y se untan en una salsa de sésamo o de soja, a gusto del consumidor. Tras cocer alimentos tan variopintos se crea un caldo multicolor bastante sabroso. Los chinos tienen un paladar muy tolerante al picante, de hecho les encanta, así que estos hot pot suelen estar rebosantes de guindillas que ayudan a pasar los rigores del crudo invierno.

Los 'mooncakes' o pastelillos de la Luna son un postre típico para celebrar la llegada del otoño. Son muy densos y están rellenos de crema de alubias. MIKEL BUTRAGUEÑO

Los ‘mooncakes’ o pastelillos de la Luna son un postre típico para celebrar la llegada del otoño. Son muy densos y están rellenos de crema de alubias.
MIKEL BUTRAGUEÑO

El broche dulce final a semejante festín es bastante flojo: para una chocolatera reconocida como yo no hay un buena conclusión gastronómica. Los postres chinos carecen de elementos dulces y suelen basarse en densos pastelillos insípidos o pasta de arroz con crema de alubias. Muy poco atractivo, vaya.

Sin embargo, sobre este paraíso gastronómico se cierne la sombra de una amenaza constante: los escándalos alimentarios. Nunca he visto semejante falta de respeto por la salud de los consumidores, ya que prácticamente todos los meses saltan noticias alarmantes al respecto: fresas pintadas de rojo y rociadas con spray que huele a fresa; pollos rellenos con materiales del sector petrolífero para que pesen más; restaurantes de renombre pillados in fraganti adulterando su aceite; panes blanqueados con lejía… La última atrocidad que hizo que se me revolviesen las tripas ocurrió en febrero de este año, cuando se destapó una red que llevaba cuatro años vendiendo aparentemente cordero, cuando en realidad era carne de rata y de zorro. Así que aquí mi consumo proteíco se está reduciendo a pasos agigantados.

Precisamente hoy vuelve a ser noticia en ‘El País’ la desarticulación de una nueva red que traficaba con perros y gatos para consumir su caso y maltrataba a los pobres animales. Uff… El fraude en los productos lácteos también ha acaparado portadas de periódicos, y la noticia más sangrante fue la aparición de toneladas de leche en polvo infantil contaminadas con melamina.

Pero estos sobresaltos no quitan el apetito a los chinos, y a nosotros tampoco. Una vez que vives aquí puedes decir, con toda la paz del mundo, que tienes al alcance de las papilas gustativas una de las gastronomías más heterogéneas y suculentas del planeta. Rico, rico…

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Enemigos íntimos

Cuando voy a un museo me da por pensar lo mismo. En los centenares de miles de capítulos históricos que han sucedido y que yo no conozco, ni siquiera de oídas, pese a que han sido trascendentales en las vidas de muchísima gente. Por fortuna los museos son los guardianes de la memoria y un azote para los que sufren de una amnesia premeditada. Salí con esta sensación de un memorial de la bonita ciudad de Nanjing, al este de China, en el que se narra con todo lujo de detalles gráficos la masacre cometida por los japoneses en 1937. Durante seis semanas la violencia se adueñó de la ciudad y la ocupación japonesa aniquiló de manera bárbara y salvaje 300.000 vidas. Y claro, sales sobrecogida y con el corazón en un puño ante semejante sinsentido. China y Japón, Japón y China. Casi vecinos en el mapamundi pero separados, no sólo por el mar, sino por un rencor histórico que todavía hoy sigue latente.

Esculturas del Memorial de la masacre de Nanjing. MIKEL BUTRAGUEÑO

Esculturas del Memorial de la masacre de Nanjing.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Aunque su relación comercial es excelente, hay un par de temas que enturbian los lazos políticos y sociales: la peregrinación política anual al santuario Yasukuni de Tokyo se les atraganta a los chinos, ya que además de honrar a las víctimas de la II Guerra Mundial se recuerda a criminales de guerra que causaron matanzas como la de Nanjing.

China no perdona que, así como los alemanes reconocieron sus atrocidades durante las dos guerras mundiales, Japón apenas haya dado muestras de arrepentimiento. ¿Quizás orgullo japonés? Hace unos meses el alcalde de Osaka, Toru Hashimoto, justificaba la necesidad de esclavas sexuales chinas y coreanas para el ejército japonés: «Cuando los soldados se juegan la vida en el campo de batalla y quieres ofrecerles descanso, está claro que se necesita un sistema de reconforte, cualquiera lo entendería». Que alguien con esa posición tenga semejante chaladura mental le pone a una los pelos de punta…

Las réplicas de comida en los restaurantes son todo un arte en Tokyo. MIKEL BUTRAGUEÑO

Las réplicas de comida en los restaurantes son todo un arte en Tokyo.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Y el otro tema delicado es el fronterizo, ya que las disputas por unas islitas aparentemente insignificantes han echado sal en esta herida que sigue sin cicatrizar. Un triste recuerdo del islote Perejil, que incluso obligó a España a desplegar sus tropas por sus desavenencias con Marruecos. Aquí ocurre lo mismo con las islas llamadas Diaoyu en China y Senkaku en Japón. Pero en este caso, estas islas son un goloso caramelo con gas y petróleo que ambos países reclaman para sí, aunque su propietario las vendió al Gobierno nipón, que las nacionalizó en septiembre de 2012.

El revuelo que causó en China fue todo menos anecdótico, y fuimos testigos de una ola antijaponesa alentada por el aparato gubernamental y sus editoriales panfletarios en la prensa del régimen. Restaurantes y tiendas de ropa japonesas tuvieron que cerrar sus puertas, y mastodontes como Panasonic, Honda, Canon… paralizaron la producción de sus fábricas en territorio chino por temor a represalias. Además se produjeron multitudinarias manifestaciones frente a la embajada de Japón. Curioso que el gobierno no hiciera nada por evitarlas, porque no olvidemos que aquí, por ley, están prohibidas las muestras reivindicativas. Contra el partido, claro…

Bucólica estampa del templo del Pabellón dorado en Kyoto. MIKEL BUTRAGUEÑO

Bucólica estampa del templo del Pabellón dorado en Kyoto.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Muchos chinos recelan de Japón y no lo eligen como destino turístico, aunque recuerdan orgullosos que el idioma japonés tiene muchos préstamos del mandarín, al igual que su religión. Sin embargo, los que viajan allá generalmente vuelven encantados.La calle es ajena a estos vaivenes políticos y refleja una tolerancia mayor que la que las otras esferas promulgan. Los restaurantes japoneses en China cuentan con una clientela muy fiel, su tecnología es sinónimo de calidad y su ropa es muy apreciada. Y en Japón ocurre tres cuartas partes de lo mismo: hay muchos restaurantes chinos, en muchos comercios japoneses se puede pagar con tarjetas chinas, y las indicaciones de los monumentos o el menú de los restaurantes se pueden encontrar en mandarín. Aunque esto me da que, al igual que ocurre con otros países que ven el negocio del turismo chino, es más un señuelo para el yuan chino que una muestra de hospitalidad del hermano japonés.

Muchas mujeres de Kyoto llevan el tradicional quimono de geisha. MIKEL BUTRAGUEÑO

Muchas mujeres de Kyoto llevan el tradicional quimono de geisha.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Acabamos de estar en Japón y hemos vuelto fascinados. Tokyo es otra megaurbe tan mastodóntica como Pekín, pero el caos es inversamente proporcional: es raro ver un papel o un escupitajo en el suelo; las avenidas están llenas de árboles; la gente es escrupulosamente educada y paciente en las filas; la comida es excepcional y segura, no tienes que preocuparte si la carne que comes ha sido adulterada; si te ven mirando un mapa ofrecen su ayuda raudos y veloces, y el cielo es de un azul tan sano que dan ganas de ensanchar los pulmones para acumular reservas de aire puro. Y la historia de Kyoto enamora, salpicado de parques y decenas de templos perfectamente conservados, que muestran la estrecha relación entre el budismo y el sintoísmo.

Pequeña parte de las cientos de arcadas del templo Fushimi en Kyoto. MIKEL BUTRAGUEÑO

Pequeña parte de las cientos de arcadas del templo Fushimi en Kyoto.
MIKEL BUTRAGUEÑO

Es un país asiático que carece del encanto caótico de otros de la misma región, pero que funciona de maravilla, tiene cientos de lugares históricos y mantiene un exotismo muy atractivo. Mi impresión general es que Japón respeta y cuida más a su gente, aunque también es cierto que a nada que rasques es fácil encontrar un afán de perfeccionismo que roza lo maniático o una presión laboral insoportable.¿Con cuál os quedáis?

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